COMIDA COSMÉTICA
BELLEZA QUE SE COME
Por María José Molina
Lic. En Nutrición
A las pruebas me remito al decir que hoy por hoy la ciencia, la alimentación y la belleza generan un vínculo cada vez más fuerte. Pruebas de laboratorio intentan dilucidar los efectos que generan los diferentes nutrientes sobre las células de la piel… y se encuentra ahí, a la orden del día.
Algunos alimentos desempeñan un papel fundamental, entregan al organismo elementos activadores de enzimas o sustancias, aseguran el mantenimiento de la elasticidad y de su función de barrera protectora y reparadora. De ahí la importancia en preservar el “pool” de nutrientes de la piel y sustancias elementales que la componen, esas, que se ven claramente disminuidas por la edad, las agresiones externas y por supuesto, las dietas carentes, desequilibradas o deficientes.
Lo decía la abuela “De lo que se come, se cría”. Lo que no hace referencia a que todo lo que se come es bueno, o que hay que comer un poco de todo. Un rastreo por los supermercados nos llenaría la cesta de marcas enriquecidas para mantener la juventud y la belleza: Yogures con fibras y bacteria con efectos asombrosos; jugos y barritas de cereales con 12 vitaminas, leches con hierro, fibra y efecto bifidus para controlar el peso; leche con Omega 3, para bajar el colesterol; té verde y limón, antioxidantes y anticelulíticos; nectar con vitaminas C, E, bebidas energizantes que brindan bienestar; batidos bajos en calorías y reguladores del tránsito intestinal, y la lista se hace interminable…
Pero aquí no termina todo, es solo el comienzo de lo que podemos descifrar como alimentos prometedores o promotores de belleza. Justamente la comida cosmética hace hincapié a aquellos alimentos “súper antioxidantes”, y lo ideal es entenderlos en su formula natural y en su envase genuino, tomando el alimento tal cual es o tal cual lo entrega la naturaleza. Como lo son los tomates y su pigmento, el licopeno, diez veces más antioxidante que la vitamina E y dos veces más eficaz contra los radicales libres que el resto de los carotenos (casi nada); la soja y sus isoflavonas, las cuales evitarían la degradación de la dermis, además de sus propiedades antiinflamatorias; los cítricos o el kiwi con su vitamina C, otro potente antioxidante, las semillas de las uvas y su fruto con los polifenoles, que sin ser vitaminas demuestran hoy los efectos beneficiosos y protectores cardíacos.
Se seguirá buscando modificar en el tiempo la edad biológica, y detener esos mecanismos que hacen notar el paso del tiempo, en donde la alimentación irá remando como pilar fundamental, un recurso natural y definitivamente una belleza que se come.
Reconoce en los alimentos sus propiedades y la manera de utilizarlos en la cocina de manera funcional y fisiológica. Porque somos lo que comemos, pero en un orden molecular, somos de aquello que nos nutrimos. Bienvenido a vivir más y sentirse mejor ...
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