ESAS GRASAS QUE CURAN
CHÍA. FUENTE DE OMEGA3
Las
antiguas civilizaciones mesoamericanas consideraban a la chía como componente
básico de sus dietas. Luego de 500 años de ser forzado a la oscuridad, “el
cultivo oculto de los aztecas” ofrece al mundo una nueva oportunidad de
volver a los orígenes y mejorar la nutrición humana, suministrando una fuente
natural de ácidos grasos omega-3 y antioxidantes.
Cuenta con una extensa historia
agrícola, la cual se vio interrumpida en el siglo XVI, cuando los
conquistadores invadieron América, luego del descubrimiento de Cristóbal Colón.
La chía fue perseguida hasta casi su extinción por considerársela sacrílega,
debido a que constituía el principal elemento de las ceremonias religiosas
dedicadas a los dioses aztecas.
La
ciencia moderna intenta dilucidar tanto las propiedades, sus efectos,
como así también la capacidad de esta semilla milenaria para disminuir
el riesgo de sufrir enfermedades relacionadas al corazón, al reducir el
contenido de triglicéridos, colesterol en plasma y la presión sanguínea.
Desde entonces, recobra importancia y fuerza en la dieta
humana, debido a su indiscutible porcentaje de ácido graso esencial Omega 3,
superando el 63%, una de las especies vegetales con mayor concentración en este
ácido graso esencial conocida hasta la fecha.
Pero eso no es todo, otra ventaja
atribuible a la chía es la presencia de compuestos con potente actividad: miricetina,
quercetina, kaemperol, y ácido cafeico. Estos compuestos son antioxidantes
primarios y sinérgicos y contribuyen a la fuerte actividad antioxidante de la semilla.
Cuenta además con minerales como calcio, magnesio, fósforo, potasio y zinc, en
cantidades apreciables.
Fuente importante de Omega 3, de
origen vegetal, con una marcada historia como alimento humano, sin sabor
extraño, sin colesterol y con potentes antioxidantes naturales y necesarios.
Tanto niños, adultos, mujeres en edad de gestación o ancianos, pueden apreciar
y enriquecer su dieta con este cultivo que hoy renace.
BORRACHITAS
DE BURGOL Y CHIA
Por María José Molina
Lic. En Nutrición
INGREDIENTES
200grs
de trigo burgol fino
250c.c
de vino tinto
100c.c
de aceite de maíz
10grs
de semillas de anís
10grs
de canela en polvo
Una
taza de azúcar sin refinar o cinco cucharadas de edulcorante: PREFIERE STEVIA
Medio
sobre de levadura de cerveza deshidratada
200gr
de harina de trigo o c.n.
40GRS
DE SEMILLAS DE CHÍA
PREPARACIÓN:
Mezclar en un recipiente el burgol,
las semillas de anís y la canela, embeber con el vino tinto y dejar macerar unos
minutos.
Transcurrido el tiempo, incorporar,
aceite, azúcar o edulcorante, mezclar, integrando los ingredientes.
Tamizar la harina junto con la
levadura, agregarla junto con las semillas de chía. Formar un bollo firme. De
ser necesario, utilizar más harina. Amasar cinco minutos, cubrir con film y
guardar en la heladera dos horas.
Luego, estirar la masa bien fina,
pincharla y cortar galletitas con la forma que desee, con cortante o cuchillo.
Hornea hasta que estén sequitas.
PROPIEDADES NUTRICIONALES






NOTA:
El calor de cocción evapora el alcohol del vino, haciendo que las galletitas
guarden todas las propiedades benéficas de la uva, recomendando el consumo en
niños.
El
trigo burgol es un trigo candeal, pelado cocido y secado. Listo para el
consumo, no requiere cocción. Se le suman a estas galletitas la concentración
de polifenoles del vino, resultando una buena alternativa diaria para ayudar a
controlar el colesterol y los triglicéridos. Pueden incluirse en cualquier
comida: desayuno, almuerzo, merienda o cena.
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